Los jóvenes cuidadores de la generación del milenio

Los jóvenes cuidadores de la generación del milenio


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Los empleados que tienen más urgencia —es decir, los que no pueden integrarse a la vida laboral— pueden solicitar una licencia que, cuando se les concede, no los deja en un abismo financiero


ni, lo que es peor, los obliga a cruzar los semáforos en amarillo en un intento por llegar a tiempo al trabajo o a la casa de un pariente. Los empleados que han utilizado el programa nos


dicen que es un gran alivio del estrés y que, en vez de alejarlos de su trabajo en AARP, están más comprometidos con sus funciones en nuestra organización y con el objetivo general de servir


a las personas de 50 años o más. Aunque hay varios estudios que pueden ayudar a las organizaciones a calcular el "retorno de la inversión" de los programas de licencia para el


cuidado de personas, a veces su valor es difícil de calcular. Lo haces porque es lo correcto o porque es algo que requiere el tiempo. En el caso del cuidado, en AARP, nos damos cuenta que se


aplican ambas consideraciones. Espero que esta columna pueda impulsar —o al menos a contribuir— esta conversación de una manera en que empleados y empleadores pueden trabajar juntos para


encontrar soluciones viables al problema del cuidado ahora y, cada vez más, en el futuro. Si bien es cierto que ambos deben llegar a un consenso, al igual que otros desafíos importantes, es


probable que se encuentre el camino al futuro cuando nos recordemos todo lo que tenemos en común.  Al no tener fronteras, y tocar a todo el mundo, el cuidado de un ser querido tiene una


extraña manera de hacernos recordar esto. _Jo Ann Jenkins__ es la directora ejecutiva de AARP._