
Es hora de mejorar los cuidados a largo plazo
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1. MEJOR COBERTURA DE SERVICIOS BASADOS EN EL HOGAR Y LA COMUNIDAD El hogar está donde está el corazón, no en un centro de rehabilitación. Una encuesta nacional de AARP reveló que más de
tres cuartas partes de los adultos de 50 años o más prefieren permanecer en sus hogares y comunidades el mayor tiempo posible. Sin embargo, muchas personas no entienden los retos que podrían
enfrentar para lograr ese sueño. Los costos podrían incluir pagos para contratar auxiliares, al igual que gastos significativos asumidos por los cuidadores familiares. En promedio, por lo
mismo que cuesta que una persona viva en un hogar de ancianos, Medicaid puede pagar por tres personas que reciban servicios basados en el hogar y la comunidad. Eso hace que los servicios
basados en el hogar y la comunidad tengan el potencial de desempeñar un papel mucho mayor en ayudar a las personas a mantener su independencia, incluso para quienes tienen problemas de salud
serios. La buena noticia es que ya están en marcha inversiones, innovaciones y adaptaciones. Hay estados que buscan exenciones de Medicaid y otras opciones para financiar más cuidados en el
hogar. Además, hay estados que reciben más fondos temporalmente para los servicios de Medicaid basados en el hogar y la comunidad. Los consultorios médicos progresistas también están
ofreciendo visitas a domicilio en algunos lugares. Este parece ser un mercado inmenso y sin explotar, pues solo el 28% de los adultos mayores han investigado los servicios basados en la
comunidad para ellos mismos. 2. OPCIONES DE CUIDADO ACCESIBLES Y ASEQUIBLES EN ZONAS URBANAS Y RURALES, PARA LUCHAR CONTRA LAS DESIGUALDADES AFIANZADAS EN EL CUIDADO DE LA SALUD Todos
deberían tener acceso a cuidados de calidad, sin importar sus ingresos, y las opciones deberían financiarse adecuadamente. Sin embargo, la pandemia ha demostrado que las desigualdades son
generalizadas, y quienes se vieron más perjudicados por el virus fueron las comunidades de color. Por ejemplo, datos iniciales de los hogares de ancianos demuestran que las tasas de
mortalidad por COVID-19 han sido mayores en las instituciones con mayor porcentaje de residentes afroamericanos e hispanos. La tecnología y la telemedicina pueden ayudar a resolver parte de
este problema al brindar cuidados de forma conveniente y segura en el lugar donde vive la persona o en su comunidad. Sin embargo, para cumplir la promesa de la tecnología, debemos
asegurarnos de que sea accesible para todos y de que tengamos la infraestructura de banda ancha para conectar a toda la población. Todavía hace falta recorrer un largo trecho. Después de que
sus familiares y amigos han hecho todo lo que pueden para brindar cuidados, las personas quizás recurran a sus ahorros, créditos tributarios o deducciones, según corresponda. Los costos
pueden ser abrumadores, y las personas necesitan opciones; una habitación privada en un hogar de ancianos puede costar más de $100,000 al año. Los sectores público y privado pueden hacer
más. Un mercado revigorizado de seguros de cuidados a largo plazo, con protecciones fuertes para el consumidor y cobertura a costos razonables, puede formar parte de la solución. 3. UN
PLANTEL MÁS GRANDE DE TRABAJADORES DE CALIDAD Y PROFESIONALES PARA NUESTROS HOGARES Y CENTROS DE CUIDADO La escasez de trabajadores especializados de cuidados a largo plazo dificulta la vida
para las personas y las familias que buscan cuidados de calidad. Para superar esta escasez, debemos proporcionar sueldos y beneficios adecuados, condiciones laborales seguras y estructuras
de carrera profesional que permitan progresar. Según un estudio reciente de la Brookings Institution, los auxiliares de atención de salud y los trabajadores de cuidados directos y servicios,
en su mayoría mujeres, reciben en promedio sueldos de $13.48 la hora, apenas por encima del salario mínimo en algunos estados. Su labor puede ser extremadamente exigente y afecta
directamente la calidad de vida de las personas, para mejor o para peor. Necesitamos más trabajadores capacitados y de calidad en quienes las familias puedan confiar. Si miramos más allá de
la pandemia, esta necesidad no hará más que aumentar. 4. APOYO PARA LOS CUIDADORES FAMILIARES Los familiares, amigos y vecinos que ayudan son el pilar de los cuidados a largo plazo en
Estados Unidos, y deberían recibir más asistencia. En el informe _El cuidado de los seres queridos en Estados Unidos en el 2020_ (enlace en inglés), publicado por AARP y la National Alliance
for Caregiving, se revela que 48 millones de personas del país cuidan a adultos, y esta cifra se recopiló antes de la pandemia. Estos diversos cuidadores familiares forman parte de varias
generaciones y provienen de todos los segmentos demográficos. Si bien sus esfuerzos podrían darles una sensación de propósito y logros, su dedicación puede conllevar un costo personal en
términos de estrés, sacrificios económicos e incluso enfermedades. Uno de cada cuatro cuidadores familiares dice que brindar cuidados le causa deterioro físico, y uno de cada tres dice que
siente estrés mental extremo. Los cuidadores familiares que intentan equilibrar sus tareas con empleos remunerados enfrentan conflictos de horario que, con el tiempo, pueden perjudicar su
carrera y su seguridad económica. Mientras tanto, sus responsabilidades médicas y de otros tipos de cuidado están aumentando a medida que más personas reciben tratamientos médicos serios en
el hogar, tales como diálisis y quimioterapia. Además, en promedio, los cuidadores familiares gastan casi $7,000 de su bolsillo al año, o alrededor del 20% de sus ingresos. Por todos estos
motivos, apoyamos el proyecto de ley bipartidista Credit for Caring Act (Ley federal de crédito tributario para los cuidadores familiares), que volvieron a proponer la semana pasada los
senadores Ernst (republicana por Iowa), Bennet (demócrata por Colorado), Capito (republicana por Virginia Occidental) y Warren (demócrata por Massachusetts), y la representante Sánchez
(demócrata por California). Esta ley crearía un crédito tributario para los cuidadores familiares a fin de brindar algún alivio económico. Los servicios que pueden aligerar la carga de los
cuidadores, incluso los servicios de relevo que les dan un descanso necesario, también deberían estar más disponibles. 5. MEJORES OPCIONES DE VIVIENDA GRUPAL Las personas necesitan más
opciones que optimicen la seguridad _y_ la calidad de vida, ya sea que vivan en hogares de ancianos, centros de vivienda asistida, otros establecimientos de cuidado residencial o viviendas
multigeneracionales, o en nuevos modelos innovadores. Los entornos familiares y más pequeños, tales como los hogares Green House, pueden formar parte de la respuesta. Sea cual fuere lo que
se escoja, debe haber una dotación de personal adecuada para garantizar cuidados de calidad y seguridad personal. El acceso a conexiones sociales ayuda a hacer que valga la pena vivir. Como
nos sigue recordando la pandemia, las personas necesitan maneras de combatir el aislamiento, tales como tecnologías para mantenerse en contacto con familiares y amigos.