
El cuidado de un cónyuge después de una lesión traumática
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EL IMPACTO EN EL MATRIMONIO CUANDO UN CÓNYUGE SE CONVIERTE EN CUIDADOR Uno de los cambios más grandes que ocurrieron en su vida se dio en su matrimonio. Geralyn y Jonathan habían pasado de
ser dos personas independientes, con sus propios horarios y responsabilidades, a ser una pareja que tenía, en palabras de Geralyn, “las peores peleas de nuestro matrimonio”. “El amor y el
consuelo de Jonathan fueron un aspecto vital de mi recuperación”, dice Geralyn. “Nunca podría haber superado esto sin tener a mi esposo y al resto de mi familia rezando conmigo, limpiándome
el cabello y haciéndome reír. Sin embargo, a pesar de su ternura y sus cuidados, muy interiormente yo me sentía profundamente sola”. La familia Ritter. BILL BERNSTEIN La transición de
ejecutiva poderosa a alguien que tenía que depender de otros para todo fue difícil. “Algunas de las cosas que Jonathan tenía que hacer por mí destruyeron las últimas pizcas de dignidad que
me quedaban”, recuerda Geralyn. “Habíamos estado casados 18 años, pero después del accidente nuestra relación entró forzosamente en un territorio nuevo”. La frustración de Geralyn comenzó a
aflorar en forma de pequeños resentimientos, comentarios bruscos y un criticismo impaciente. Unos pocos años antes, Jonathan había dejado su bufete de abogacía para convertirse en
empresario, y ahora trabajaba desde casa. Con Geralyn recuperándose en el hogar, comenzaron a surgir tensiones alrededor de su trabajo, que estaba en la fase inicial. See more Salud y
bienestar offers > “Ahora yo estaba sin trabajo, lo que me causaba ansiedad con respecto a nuestras finanzas y al futuro”, dice Geralyn. “Necesitaba que él me cuidara, pero yo no podía
enfrentar la realidad de que esto era un asunto de 24 horas, todos los días de la semana. Comencé a obsesionarme con todas las pequeñas cosas que él no hacía. ¿Por qué no se dio cuenta de
que se había acabado la leche? ¿Por qué siempre había platos sucios amontonados en el fregadero el fin de semana? Un día él durmió la siesta en el porche a mitad de la tarde y yo le pregunté
por qué estaba tan cansado. Se quedó atónito; por cierto, era obvio que estaba exhausto”. Geralyn también estaba exhausta. Le diagnosticaron trastorno por estrés postraumático y sufrió de
insomnio extremo: su sistema nervioso estaba estancado en situación de alerta elevada en la reacción primitiva del cerebro de lucha o huida. ATRAVESAR EMOCIONES DIFÍCILES “La mayor parte
del tiempo yo seguía atrapada en una sensación distante y brumosa de depresión”, recuerda Geralyn. “Lloraba con facilidad y me enojaba con rapidez. Ignoraba los mensajes de texto de mi madre
que me preguntaba cómo estaba. Estallé con Jonathan: ‘Tú no eres el lesionado...’. Atravesábamos la oscuridad por senderos paralelos pero totalmente separados, y los dos nos sentíamos
solos”. Jonathan pensaba que Geralyn era desagradecida. El mundo entero y el hogar se habían reacomodado para centrarse en ella, pero había muchos días en que él sentía que lo dejaban
completamente fuera de la ecuación. “Las concesiones mutuas normales dentro de un matrimonio se reducían a darle todo a mi esposa en esos primeros días, como debía ser”. Él se sentía
exhausto e invisible. “En realidad, para mis adentros yo pensaba que qué buena persona era, qué buen marido, y lo único que escuchaba era ‘¿Por qué no hiciste esto?’”, recuerda Jonathan.
“Una de las cosas que llegué a comprender es que este tipo de trauma exacerba y magnifica cosas que ya tienes dentro y que, de por sí, no son tan buenas. Cuando la persona que amas está
herida o enferma, no te conviertes de repente en un santo. El estrés, el dolor y el agotamiento pueden hacer aflorar lo peor en todos nosotros”.