
El 67% de los cuidadores familiares tiene dificultades para equilibrar la vida laboral y personal, según un informe
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'SIN TIEMPO PARA TI MISMA' Kimberly Moser, de 55 años, no se resiste en absoluto a hablar de sus retos como cuidadora y trabajadora. Es directora de un laboratorio de investigación
en la Universidad de Oklahoma y, además de dedicar entre 40 y 60 horas semanales a su trabajo, es cuidadora familiar. Básicamente, forma equipo con su esposo para cuidar de su suegra de 83
años, Charlene Moser, que vive con ellos, con la salud deteriorada, desde el 2011. Kimberly trabaja mayormente durante el día y su esposo, Gregory, de 56 años, supervisor nocturno del
servicio de limpieza de la universidad, trabaja por la noche. Cuando uno está en el trabajo, el otro está en casa cuidando de Charlene, que padece del corazón, diabetes y algunos problemas
de memoria. Kimberly Moser detrás de su suegra, Gertrude, sentada en un sillón reclinable. Cortesía de Kimberly Moser "Realmente, no hay tiempo para uno mismo", dice Moser.
"Gran parte de nuestro tiempo es asegurarnos de que Charlene está bien. Estamos ahí 24 horas al día, los 7 días a la semana". Para Moser, ir a trabajar es casi como un escape de
las constantes tareas de cuidado de su suegra. Pero a veces las cosas suceden, como cuando Gregory se rompió un pie en el trabajo y tuvo que permanecer sin estar de pie durante un tiempo.
"Como quiera, las tareas tenían que realizarse", dice Moser. "Ella tenía que comer. Tenía que ir al médico. Así que me puse de acuerdo con mi supervisor y estuve mucho más
tiempo en casa. Tenemos horarios flexibles y yo tengo llaves del edificio, así que trabajaba durante horas raras". Moser desearía que hubiera más opciones para su suegra. "Estaría
bien que hubiera más programas que nos permitieran tener un lugar seguro al que llevar a nuestros seres queridos [durante el día] para que pudieran relacionarse con otros de su edad".
Sí, Moser ha tenido que sacrificarse, por supuesto. Hace seis años le ofrecieron un trabajo como editora en una publicación del estado de Washington, pero tuvo que rechazarlo por sus
obligaciones como cuidadora. Moser y su esposo también gastaron $25,000 en rehacer el baño para que su suegra pudiera ducharse de forma independiente. Moser está escribiendo un libro sobre
ser una cuidadora que trabaja titulado Paper People. Eligió ese título, dice, porque en teoría, muchas personas mayores no importan. Señala que en muchos casos, como los de su madre, el
ingreso que tienen es demasiado como para tener derecho a beneficios pero no es suficiente como para pagar por ayuda. "Tenemos que mejorar las cosas para nuestros adultos mayores".
Mientras tanto, Moser se consulta con un terapeuta virtual que no deja de hablarle de la importancia esencial de su propio bienestar emocional. "Reconoce que eres humana", le
recuerda a menudo su terapeuta. Lo está intentando. De veras lo intenta. Pero como cuidadora que trabaja sin un botón de "apagar", sabe que tiene que esforzarse más. FORMAS DE
AYUDAR A LOS TRABAJADORES El informe de AARP/S&P Global identificó varias formas en que las empresas pueden apoyar aún más a los cuidadores en su fuerza laboral. Por ejemplo: PERMITIR EL
TRABAJO HÍBRIDO/REMOTO: Apoyar horarios flexibles y lugares de trabajo flexibles. CAPACITAR Y ASESORAR: Proporcionar a los empleados acceso a grupos de apoyo, orientación profesional y
recursos de asesoramiento financiero. AMPLIAR LAS POLÍTICAS DE LICENCIAS: Ofrecer licencia remunerada específicamente para cuidadores o tiempo libre flexible que puedan utilizar para ayudar
con las tareas de cuidado.