Lo que esconde ‘el cielo de salamanca’

Lo que esconde ‘el cielo de salamanca’


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En algún momento de 1901, alguien observó que, en una cámara oculta de la Capilla de San Jerónimo del edificio de Escuelas Mayores de Salamanca, se escondía –muy deteriorada– una


impresionante bóveda mural pintada con motivos astrológicos. Una investigación permitió saber que la bóveda inicialmente formaba parte de una biblioteca de la Universidad de Salamanca


pintada por Fernando Gallego en la década de 1480. Entre 1503 y 1506 se derriba el suelo que dividía la biblioteca y la capilla, y se convierte en la bóveda de la capilla. Tras varios


avatares, en 1761 la bóveda queda parcialmente destruida, se salva un tercio que queda escondida tras un falso techo y permanece sumida en el olvido durante casi siglo y medio, hasta 1901.


ARRANCANDO LA PINTURA En 1950 se le encargó a los hermanos Gudiol que, mediante la técnica del _strappo_, trasladasen la pintura, _El cielo de Salamanca_, a su actual ubicación, una


estructura de madera en el Museo de la Universidad, en el Patio de Escuelas Menores. Durante este proceso, el lienzo y las sinopias recuperadas se trasladaron a Barcelona. Una parte nunca


regresó a Salamanca. En la pintura de la bóveda se observa un carro tirado por caballos que representa el Sol. En la rueda del carro se encuentra dibujado el símbolo de Leo. Delante hay otro


carro tirado por águilas que representa al dios Mercurio, con los símbolos de Virgo y Géminis en sus ruedas. Sobre el Sol está Leo y sobre Mercurio, Virgo. En el centro, de izquierda a


derecha, y de arriba a abajo, están representadas las constelaciones zodiacales de Leo, Virgo, Libra, Escorpio y Sagitario. A su derecha están seis constelaciones australes y a la izquierda,


cuatro boreales. Por las referencias de la época sabemos que la bóveda original contenía los planetas visibles y la Luna, las doce constelaciones zodiacales y las treinta y seis


constelaciones ptolemaicas. La iconografía usada por Fernando Gallego seguro estuvo basada en grabados venecianos de 1482 y en el _Poeticon Astronomicon_ de Higino (siglo I a.e.c.). La


ausencia de los libros de claustros de la Universidad entre 1481 y 1503, cuando se pinta la bóveda, y la falta de dos tercios de la misma deja un amplio margen a la imaginación. ¿AGOSTO,


1475? Se dice que el pintor miró el cielo una noche de agosto de 1475 y reflejó lo que veía en la pintura. Esta asociación de lo representado con el cielo real es relativamente reciente.


Procede de Ernst Zinner (1886-1970) quien, en 1960, sostuvo que _El cielo de Salamanca_ correspondía a la noche del 6 de agosto de 1475. Zinner la compara a la cúpula de la sacristía Vecchia


de la basílica de San Lorenzo de Florencia, que se decía representaba el cielo estrellado sobre Florencia del 4 de julio de 1442, aunque un estudio posterior cuestionaba esta


correspondencia. Teniendo en cuenta que, en la pintura, el Sol está en Leo, Mercurio en Virgo, y no están presentes ni la Luna ni los otros planetas visibles, en 1992 M. Hilmar dedujo que


las fechas mas próximas a la ejecución de la pintura en las que se dan estas condiciones eran las comprendidas entre el 14 y el 29 de agosto del año 1475. Desde entonces esta interpretación


se ha tomado como un hecho, pero ¿es así? Para responder a esta pregunta hemos simulado el cielo real que se vio en Salamanca en esas fechas y lo hemos comparado con lo representado y


encontramos varias discrepancias: i) Las constelaciones australes, como Centauro, no serían visibles desde Salamanca, pues caen bajo el horizonte, ii) El Sol debería ubicarse entre los pies


de Leo (en lugar de su cabeza) y la cabeza de Hidra, iii) Mercurio debería estar entre de Virgo y Crater y no entre Virgo y Boyero, iv) No se encuentran coincidencias entre las estrellas


reales y las representadas, que parecen estar pintadas casi por motivos puramente estéticos. Además, la pintura original contenía las doce constelaciones zodiacales, que son las que el Sol


va ocultando al desplazarse alrededor de la Tierra, y en un solo día no pueden contemplarse todas. Por tanto, lo representado no puede corresponder con el cielo visible desde Salamanca. Lo


único que podemos decir es que entre el 14 y el 29 de agosto de 1475, el Sol estaba próximo a Leo, Mercurio a Virgo, y que no había ningún planeta entre Libra y Sagitario. Pero hay muchas


fechas en las que se da una situación como esta, de media unas dos veces por siglo. A esto añadimos otra sospecha: ¿por qué el autor elige un cielo que supuestamente se dio varios años antes


de que se le encargase el trabajo? ¿Es una elección estética del pintor o tiene alguna base astrológica? SI NO ES LE CIELO VISIBLE EN UNA FECHA CONCRETA, ¿QUÉ ES? En 1460 se había


constituido en Salamanca la cátedra de Astrología, donde se mejoraron las _Tablas alfonsíes_ que permitían calcular la posición de los planetas. Sus astrólogos basaban sus cálculos en el


sistema geocéntrico de Claudio Ptolomeo (s. II) descrito en el _Almagesto_, uno de los libros más relevantes de la historia, que incluye un catálogo de estrellas con las constelaciones


representadas en la bóveda original. Ptolomeo hizo sus observaciones (127-141) desde Alejandría (norte de Egipto), donde la constelación del Centauro y otras australes eran visibles. En


siglos posteriores, se han ido desplazando hacia el sur debido a la precesión de los equinoccios, que es el cambio que va experimentando el eje de rotación de la Tierra en un ciclo de 25 776


años. Ptolomeo desarrolló su modelo básicamente para elaborar cartas astrológicas. Para eso lo importante era calcular la posición de los planetas en las constelaciones zodiacales. Así lo


describe en su _Tetrabiblos_, un tratado astrológico que estaba plenamente vigente en el s. XV y era la referencia común para elaborar e interpretar las cartas astrológicas. En este libro se


establecen los domicilios o regencias (lugar preferido por el planeta) asociados a los signos zodiacales que quedan como sigue: I - El Sol en Leo y la Luna en Cáncer. II - Mercurio en Virgo


(diurna) o Geminis (nocturna). III - Venus en Libra (diurna) o Tauro (nocturna). IV - Marte en Escorpio (diurna) o Aries (nocturna). V - Júpiter en Sagitario (diurna) o Piscis (nocturna).


VI - Saturno en Capricornio (diurna) o Acuario (nocturna). EL CIELO DE ALEJANDRÍA Lo representado en _El cielo de Salamanca_ –una esfera celeste con la forma de la bóveda en la que en el


centro van los signos zodiacales de oeste a este y a cada lado van aproximadamente las mismas constelaciones boreales y australes– encajaría en el catálogo de Ptolomeo, independientemente


del lugar que elijamos como punto de observación. En cierto sentido, más apropiado que _El cielo de Salamanca_ sería llamarlo _El cielo de Alejandría_. Es decir, el Sol está junto a Leo –su


único domicilio–; Mercurio, en Virgo, una de sus dos casas (la diurna); y en la rueda del carro aparecen pintadas ambas: Virgo y Géminis. El resto de los planetas estarían junto a sus


respectivas casas nocturnas: la Luna en Cáncer, Venus en Tauro, Aries en Marte, Júpiter en Piscis y Saturno en Acuario. Estos signos zodiacales estaban en la parte de la bóveda que no se


conserva. Pablo Recio ha imaginado cómo podría ser la bóveda original completa de forma independiente a la mía, basándose exclusivamente en el estudio de la iconografía de la época, y hemos


llegado a la misma disposición. Estamos pues ante una representación astrológica. _El cielo de Salamanca_ cumplía una función didáctica, enseñar los fundamentos de la astrología, y no la de


mostrar la posición de los astros vistos desde Salamanca. De hecho, la función de la astrología en esa época era servir de soporte a la medicina para poder elaborar las cartas astrales de


los pacientes.