
Experiencia de viajar por cruceros de río en ee. Uu.
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Cuando el barco en el que viajaba iba desciendo en la esclusa Ice Harbor Lock and Dam en el río Snake de Washington, cerca de 50 pasajeros observaban absortos desde la cubierta del crucero,
algunos filmando la escena con su teléfono inteligente. Esta es la primera de varias esclusas que transita el barco en un crucero de 11 días por los ríos Columbia y Snake desde Richland,
Washington, hasta Portland, Oregón. Otros observamos a través de los grandes ventanales del área de descanso del barco, bebiendo café caliente mientras escuchamos a Todd Weber, el
historiador y orador de 64 años invitado a bordo, señalar las escaleras de peces construidas en la esclusa. El salmón de este río migra hasta 1,000 millas y asciende más de 1,000 pies a
través de rápidos y cascadas para llegar a sus zonas de desove. “Las escaleras de peces”, explica Weber, “son como escalones pequeños que les permiten nadar río arriba”. Viajé con otros 165
pasajeros a bordo del American Song de American Cruise Lines para probar los cruceros fluviales, una tipo de vacaciones cada vez más popular en Estados Unidos, especialmente entre los
viajeros mayores. Mi viaje en particular nos lleva hacia el Pacífico por la vía fluvial que una vez recorrieron, con mucha más dificultad, los intrépidos exploradores Meriwether Lewis y
William Clark en su expedición para abrir una ruta hacia el oeste. La temática de nuestro crucero alude a esa expedición de 1804-06. La experiencia de transitar las esclusas es educativa,
innolvidable y completamente relajante, palabras que describen las mejores partes de nuestro viaje y, en realidad, de muchos cruceros fluviales de este país. Dos importantes empresas de
cruceros fluviales —American Cruise Lines (ACL) y American Queen Steamboat Co. (AQSC)— se han estado preparando para responder a la creciente demanda de estos viajes, muchos de ellos
centrados en la historia de Estados Unidos. Las rutas populares incluyen los ríos Columbia y Snake en el noroeste; el Misisipi y, en menor medida, el Ohio en el medio oeste; el Canal
Intracostero en Florida; los ríos Hudson y St. Lawrence en el noreste, y el muy popular Pasaje Interior de Alaska (que no es realmente un río, pero en la práctica es casi lo mismo). En
Estados Unidos, los cruceros fluviales de varios días eran un negocio relativamente tranquilo hasta hace cerca de una década; desde entonces, ha habido mucha más demanda. Algo que ayudó a
impulsar la actividad fue el relanzamiento en el 2012 del totalmente renovado American Queen, un clásico barco a vapor con ruedas de paletas construido en 1995. El barco tiene capacidad para
417 pasajeros y ahora cuenta con un comedor para 215 comensales y un espacio para actuaciones que tiene dos pisos y un diseño que se asemeja a un teatro de ópera del siglo XIX. Esta es una
de las dos embarcaciones de ruedas de paletas de AQSC que navegan por el Mississippi; una tercera, American Countess, comenzará a navega en abril. La línea de cruceros también agregó un
barco fluvial para transitar los ríos Columbia y Snake: el American Empress, que vendió por completo 26 cruceros consecutivos en el 2019. Para fin de año, ACL tendrá 13 barcos en las aguas
estadounidenses, un aumento en comparación con los 8 que tenía en el 2017. Dos de ellos, el American Song y el American Harmony, son barcos fluviales modernos (que parecen pequeños barcos
oceánicos) que se agregaron en el pasado año y medio. Hay tres barcos más en camino. En total, ACL tiene más de 350 cruceros fluviales y costeros programados para el 2020. La gerente de
relaciones públicas Alexa Paolella dice que la empresa se está preparando para el aumento de la demanda de “la gran cantidad de boomers que se acercan a la edad de jubilarse”. De hecho, la
mayoría de los pasajeros que conocí en el crucero que hice en octubre tenían 70 años o más. En los cruceros fluviales estadounidenses, más que en los europeos, “es difícil encontrar personas
menores de 60 años”, señala Chris Gray Faust, directora editorial del sitio de reseñas de cruceros Cruise Critic en internet. Estos cruceros, agrega, atraen a “personas que ya no pueden o
no quieren viajar al extranjero”. Por un lado, los barcos ofrecen fácil accesibilidad incluso si usas una silla de ruedas o tienes otros problemas de movilidad (el American Song, de cinco
pisos, tiene dos ascensores). También atraen a los turistas que no están interesados en los megacruceros que viajan por el océano. Los viajes por el río son bastante menos concurridos, ya
que muchos cruceros fluviales estadounidenses tienen capacidad para solo 200 pasajeros o menos. Además, como todos los cruceros, las embarcaciones fluviales son esencialmente hoteles
móviles, por lo cual es muy fácil hacerse una escapada. “Desempacas y ya estás allí”, dice Jane Hollar, una camarera de Indianápolis de 72 años que viaja a bordo de mi crucero por el río
Columbia en su cuarto viaje por Estados Unidos con ACL. “Eso es todo hasta volver a casa”. Además, por supuesto, la razón principal por la que los cruceros fluviales atraen a clientes
mayores es que en general estos viajeros disponen de dos cosas fundamentales que tal vez no tenían en etapas anteriores de la vida: tiempo y dinero. Navegar por los ríos estadounidenses
puede ser costoso, especialmente en comparación con muchas opciones de cruceros oceánicos (un crucero de siete días por el Caribe cuesta $299, ¿no es tentador?). El precio inicial de la ruta
de ACL por el Columbia es de $7,005 por un viaje de 11 días, aunque la mayoría de los cruceros que navegan los ríos Columbia y Snake son de 8 días. El precio inicial de estos cruceros es de
$5,220 en el American Song —un elegante barco lanzado en el 2018— o $3,725 en el barco de ruedas de paletas Queen of the West. Además de este considerable costo, tienes que pagar tu propio
pasaje aéreo, a menos que elijas un viaje fluvial a poca distancia en automóvil de tu hogar.