
La flacidez defensiva amarga el estreno del himno del club | ideal
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Paseaba nervioso por la cancha del Palacio de los Deportes el presidente del club, Óscar Fernández-Arenas en los instantes previos al partido, a medio ... camino entre la necesidad de sumar
el primer triunfo del curso y la incertidumbre sobre cómo acogería la grada la nueva propuesta de himno del club. La canción sonó por primera vez justo tras la presentación de los equipos,
interpretada en el centro de la cancha por su compositor José Antonio Vargas, 'Josele', mientras Fernández-Arenas e incluso Yivtach Ziv tarareaban lo mejor que podían el
estribillo, tratando de no perder la concentración hacia el partido. No fue la última vez que la megafonía emitió el himno –parece obvio que no va a ser sencillo el objetivo de que todo el
Palacio lo cante al unísono–, pero quedó en el tintero el momento en el que más hubiera gustado que sonara: al final del partido. Entre tanta emotividad, la fiesta ante el Bàsquet Girona la
aguó una fragilidad defensiva de la pintura inaceptable para ganar un partido en la Liga Endesa. El Covirán volvió a pecar de un lugar común como las pérdidas de balón –15 extravíos en
total, que supusieron 14 puntos fáciles para los catalanes al contraataque– pero el rival volvió a sacar partido de una fragilidad que ya empezaron a mostrar UCAMMurcia y Joventut Badalona:
la defensa del bloqueo directo. Dicha situación de juego, la más repetida en ataque con mucha diferencia en el baloncesto europeo, está siendo un dolor de cabeza constante para el Covirán en
este inicio de temporada. Si Ludde Hakanson, Dylan Ennis o Andrés Feliz ya habían sido martirios en los dos encuentros previos, esta vez fueron Juani Marcos, Quino Colom o Ike Iroegbu
quienes hurgaron en la herida rojinegra. Los rivales saben que el nivel físico de Cristiano Felicio dista de ser el óptimo y Evaldas Kairys sigue en proceso de adaptación a la competición,
muy lejos de momento del rendimiento físico que aportaba 'Petit' Niang el curso pasado. Y así las cosas, la movilidad de David Iriarte suele ser muchas veces la elección de Pin
cuando el partido quema y toca emparejar a un grande con un pequeño. Sin embargo, el balear no aporta intimidación. Lo cierto es que, al inicio del último cuarto (69-67), Girona olió la
sangre. Quino Colom encendió el partido y los catalanes anotaron en 11 de sus primeros 13 ataques, hasta sumar 35 puntos en el periodo final castigando una y otra vez a un Covirán desbordado
en el bloqueo y continuación. Tras el voraz arranque liguero, los rojinegros tienen una semana antes del próximo envite: ni más ni menos que el endiablado ritmo del Baskonia y
'bajitos' eléctricos como Howard o Mannion. Y mucho por mejorar.