Cuando la luz de la vida se abre paso en mitad de un apagón | ideal

Cuando la luz de la vida se abre paso en mitad de un apagón | ideal


Play all audios:


Jueves, 1 de mayo 2025, 00:47 | Actualizado 13:31h. Comenta Compartir Cuando el pasado lunes 28 de abril los relojes dejaron de dar la hora, a las 12.33, cuatro grupos electrógenos se


pusieron automáticamente en marcha para impedir que los pacientes del complejo hospitalario Virgen de las Nieves de Granada quedaran desatendidos. Uno de ellos estaba programado para


alimentar exclusivamente los servicios mínimos esenciales del Materno Infantil, donde se priorizaron quirófanos y paritorios. Estos últimos, en el preciso instante de un apagón que pasará a


la historia de este país, se encontraban al cien por cien. Un nivel de ocupación que se mantuvo durante 24 horas en las que dieciséis bebés vieron por primera vez la luz en una ciudad


apagada. EN LAS NUEVE SALAS QUE HAY EN EL MATERNO INFANTIL DE GRANADA PARA ASISTIR A LAS MADRES EN EL MOMENTO CLAVE EL MOVIMIENTO FUE CONSTANTE En el hospital Materno Infantil, la media


diaria es de ocho nacimientos, según confirmó ayer a IDEAL la jefa de bloque de paritorios, Rocío López Sierra. Sin embargo, en una jornada llena de incertidumbre y nervios en las calles,


pero que transcurrió en calma y con seguridad entre estas paredes, los partos se duplicaron, nada más y nada menos. En las nueve salas que hay para asistir a las madres en el momento clave


el movimiento fue constante. Podría haber sido una consecuencia del estrés por la situación que se estaba viviendo aquel día, pero nada más lejos de la realidad. Como subrayó la


supervisoraa, «estos picos son normales y van y vienen». Pero qué casualidad. Y allí estaba María Victoria Avilés, con la barriga redonda como nunca y desesperada por que su bebé saliera de


una vez por todas de sus entrañas. Por sus venas corría esa adrenalina mezclada con preocupación clásica de una madre primeriza, pero al final la broma empezó a hacerse demasiado larga. Esta


granadina y su pareja, Jonathan Ruiz, de Las Gabias y con 35 años, ingresaron en el Materno Infantil a las ocho y media de la tarde del domingo. Había fisurado la bolsa y requería


supervisión. Estuvieron en planta hasta las cuatro de la madrugada del lunes. El asunto empezó a complicarse. Aquella noche, durmieron poco o nada, pero la mañana amaneció tranquila y


soleada y pensaron que era un día bonito para traer al mundo a su primer hijo. Evidentemente, ninguno podía imaginarse lo que pasaría horas después. A las 12.33 horas del 28 de abril, María


Victoria estaba en pleno proceso de dilatación. Cuando se fue la luz, apenas se inmutó. «Fueron treinta segundos, un minuto. Pensamos que había sido un corte. No fuimos conscientes de que


era un apagón nacional hasta más tarde, cuando nos explicaron que el hospital tenía un generador que iba a asegurar el suministro. No nos preocupamos demasiado. Estábamos muy enfocados en lo


que estábamos viviendo», comparte el padre. «Confiábamos plenamente. En ningún momento tuvimos dudas. Estaban todos muy pendientes de nosotros. Sabíamos que iba a salir bien. Aunque yo, al


menos, sí me puse más nerviosa por la tarde, cuando perdimos definitivamente la señal de los móviles. Solo podía pensar en mi madre, en si estaría preocupada por mí, por nosotros, porque


hacía ya muchas horas que no sabíamos nada unos de otros», confiesa la protagonista. UN DÍA DIFÍCIL En la provincia granadina, fueron más de doce horas sin electricidad y María Victoria


Avilés las vivió todas intentando parir. Casi veinticuatro horas de esfuerzos para expulsar al bebé. Hubo tres amagos por vía natural, pero el niño «venía regular», corría riesgo, y su


ginecóloga, Mercedes Valverde, ordenó cesárea. En quirófano, «todo se hizo como siempre». A pesar del gran apagón, el grupo electrógeno permitió «trabajar sin incidencias». «Fue una


evolución lenta. No podíamos ponerle mucha medicación y tuvimos que usar anestesia general, pero no tuvimos ningún problema por falta de electricidad», asevera la doctora. «ME TRAJERON AL


NIÑO, PERO ESTABA SOLO E INCOMUNICADO. CON ÉL YA EN BRAZOS, MIRÉ POR LA VENTANA Y EMPECÉ A VER LAS LUCES DEL VECINDARIO. HABÍA VUELTO LA LUZ» Jonathan Ruiz Padre primerizo en pleno apagón


eléctico A las 23.10 horas del 28 de abril, en una Granada sumida en una oscuridad absoluta, se abrió paso un rayo de luz. Había nacido Enzo. Por fin. Dos kilos quinientos gramos. Sano.


Media hora después, lo llevaron son su padre. Jonathan recibió a su primogénito con mariposas en el estómago y una sonrisa difícil de borrar. «Me trajeron al niño para el piel con piel, qué


sensación. Me subía por las paredes, pero estaba solo. La madre aún dormía y no podía compartirlo con nadie, estaba incomunicado. Con él ya en brazos, me senté en la butaca de la habitación.


Mientras lo mecía, miré por la ventana y, de repente, empecé a ver las luces del vecindario. Había vuelto la luz». Un par de horas después, María Victoria despertó. La provincia empezaba a


recuperar el suministro eléctrico. En el Virgen de las Nieves, los profesionales continuaban su trabajo. Aquel lunes hubo tanta carga asistencial en los paritorios del Materno Infantil que


no dio tiempo a pensar qué hacer si fallaba el generador. Ginecólogos, matronas, auxiliares, celadores, cocineros. Todos se entregaron por completo. No podían consentir que un apagón pusiera


freno a la vida. Gracias a ellos, dieciséis pequeños nacieron en un día que quedará para el recuerdo. Comenta Reporta un error Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium


está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos. Volver a intentar


Sesión cerrada Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este. Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este


dispositivo. Este contenido es exclusivo para suscriptores ¿Tienes una suscripción? Inicia sesión