«los pacientes son para siempre, la relación que se establece no desaparece» | ideal

«los pacientes son para siempre, la relación que se establece no desaparece» | ideal


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Miguel Melguizo ha sido médico de familia durante toda su vida profesional (35 años, que se dice pronto) en el centro de salud de Almanjáyar, ... uno de los mejores de España. Pese al


estigma de conflictividad que acompaña al distrito Norte de Granada, nunca quiso cambiar de destino. El pasado 1 de diciembre se jubiló y dejó un vacío que la administración sanitaria


andaluza aún no ha tenido a bien cubrir. Las cosas de palacio van despacio. Hay 1.600 pacientes que esperan a que alguien sustituya al doctor Melguizo. El galeno, una institución en


Almanjáyar, lo cuenta en un tono tan apacible que es imposible imaginarlo enfadado. Pero él afirma que sí, que es capaz de encorajinarse. Entre un puñado de verdades como puños, quizá sea la


única mentirijilla que ha colado en esta entrevista. –¿Cómo lleva la jubilación? –Bien, pero sigo vinculado a la comisión de garantía de evaluación, que es la que regula la prestación de


eutanasia, de la ayuda para morir. –Un asunto delicado y controvertido. –Yo creo que es un avance. Si por algo se caracteriza el siglo XXI es porque es el siglo de la autonomía. –Pero no


todo el mundo está de acuerdo. Por ejemplo, la Iglesia Católica se opone frontalmente. –Sí, hay pegas de tipo religioso, pero la prolongación de la vida biológica no es un bien absoluto, es


un bien relativo y tienes que hacerlo compatible con otro tipo de derechos. Esta es incluso la lectura del Tribunal Constitucional. –¿Cuántas peticiones de eutanasia se aprueban en


Andalucía? –Un tercio de las peticiones son denegadas. Yhasta el final solo llegan el 50% de las solicitudes. Porque es una ley muy peculiar la española, una ley con muchos controles. Lo


cual no es malo, es positivo. –O sea, que, a pesar de haberse retirado de la línea del frente, no se ha jubilado completamente. –La verdad es que la jubilación te cambia totalmente la vida.


Es uno de los acontecimientos vitales más estresantes que he tenido en mi vida. Tienes como una sensación de duelo porque pierdes el contacto con muchas personas. Antes podía conversar a


diario con 30 o 40 personas diferentes y, cuando me he jubilado, pues contacto con cinco seis nada más. Y luego también hay duelo por la situación afectiva, porque te sientes muy vinculado a


un proyecto, ir al mismo lugar y con los mismos pacientes durante 35 años. –¿Sigue teniendo contacto con sus antiguos pacientes? –Los pacientes son para siempre. El tipo de relación que se


establece no desaparece en toda la vida. He ido a funerales después de mi jubilación, he ido a ver a pacientes después de mi jubilación y he ido a hacer despedidas después de mi jubilación.


Parte de la vida «ENFERMAR NO ES UN FRACASO; ENVEJECER NO ES UN FRACASO Y MORIR TAMPOCO ES UN FRACASO» Miguel Melguizo Médico de familia –Cuando dejó el Centro de Salud de Almanjáyar tenía


1.600 pacientes, la misma población que muchos pueblos pequeños... –Sí, el cupo era aproximadamente de entre 1.500 y 1.600 personas. No con todos se tiene la misma relación, claro, pero un


30% de ellos han estado conmigo ininterrumpidamente desde los años 90, desde hace 35 años. –¿Cuál es la enfermedad más común en el distrito Norte de la capital granadina? ¿La pobreza quizá?


–No, ese es el determinante. El determinante de salud más importante de la zona norte es la pobreza y la precariedad. La pobreza tiene muchas connotaciones. La pobreza tiene una connotación


económica evidente que quizás sea la más fácil de medir. Pero la pobreza también es precariedad formativa y la pobreza también es precariedad social, en cuanto a que las oportunidades de


interrelación con lo que nos ofrece la sociedad a nivel cultural, a nivel oral, son mucho menores. Por lo demás, las enfermedades son prácticamente las mismas que en el resto de la ciudad.


Lo que pasa es que el impacto de enfermedades como pueden ser la diabetes, la hipertensión o la artrosis, es infinitamente mayor y las complicaciones son mayores en una situación de pobreza


También tenemos un mayor número de embarazos y mucha mayor necesidad de planificación familiar entre la población joven. –Usted ha comentado en alguna ocasión que nunca había conocido a una


familia gitana que llevase a sus mayores a una residencia, ¿eso es riqueza humana, no? –Nunca. Treinta y cinco años y nunca lo he visto. Y creo que no lo veré. La población gitana en estos


momentos en Cartuja y Almanjáyar puede estar entre 15% y el 20% aproximadamente, una tres mil personas. Y su cultura es riqueza, totalmente. La diversidad es riqueza y un privilegio para mi


trabajo. Tienen un modelo familiar, un modelo comunitario, que es la cohesión. Y eso hace que a ninguno de ellos se les ocurra trasladar a sus mayores a una residencia. Tampoco he visto a


ningún miembro de una familia gitana solo en su domicilio, con soledad no deseada. También pasa en las comunidades rurales: es muy difícil que un anciano quede abandonado, en una situación


de absoluto desamparo. Las redes que se establecen, los vínculos familiares y los apegos son infinitamente más fuertes que los nuestros. Por cierto, cuando hablo de diversidad no me refiero


solo a los gitanos. También he tomado contacto con comunidades como la marroquí, los rumanos... ¿Qué otro trabajo te da esa posibilidad? Plaza sin cubrir «TODAVÍA NO TENGO SUSTITUTO; AHORA


HAY UNA CHICA CON UN CONTRATO DE SOLO UN MES» Miguel Melguizo Médico de familia –¿Ya tiene sustituto en su centro de salud? –No, no tengo sustituto. Ahora hay una chica con un contrato de


solo un mes. Cuando me marché, el primer mes no hubo nadie. El segundo vino una chica que no quería estar allí y se fue una semana antes incluso de que acabase el contrato. –¿Está enferma la


sanidad pública andaluza? –El sistema sanitario andaluz es muy, muy mejorable. Ha tenido momentos muy críticos que nacen justo por la crisis económica del 2008. Se fomentó la falta de


financiación y la precarización laboral. Y luego se sumó la llegada de la pandemia. Pero yo creo firmemente en el sistema sanitario público por una cuestión de equidad. Y creo que tiene


arreglo. Lo que pasa es que necesita cambios importantes, no sólo de financiación, evidentemente. También es necesario un replanteamiento de los modelos de contrato y de la relación con el


sistema privado. –¿Faltan médicos?   –Hay un éxodo de médicos a la privada. Hay un crecimiento de profesionales talentosos, algunos de ellos jóvenes, que se están pasando del sistema público


al sistema privado. Eso depende de los valores que cada profesional tenga y de los valores sociales. Yo, insisto, estoy en la sanidad pública por el valor de la equidad. No existe otra


fórmula que la de aplicar el principio de justicia en una sociedad. –¿Por qué pegamos a los trabajadores sanitarios? –Creo que por la frustración de que les vemos como la cara visible de un


sistema sanitario insatisfactorio. También creo que hemos perdido un poco el norte como sociedad. Hay tres cosas que son inevitables:el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Intentar ir


contracorriente de esos tres elementos que son consustanciales absolutamente con nuestra propia vida, creo que es inútil y que necesitaríamos una reeducación. Enfermar no es un fracaso.


Envejecer no es un fracaso. Ymorir tampoco es un fracaso.