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La última derrota de la temporada en El Sardinero, que dejó sin 'play off' al Granada, puso el broche a una temporada decepcionante. Pese a ... las grandes expectativas de ascenso

suscitadas al principio, el equipo rojiblanco no dio la talla a lo largo de un curso lleno de altibajos. La afición también fue víctima de dicha falta de estabilidad hasta la llegada de

Pacheta, su único clavo ardiendo de cara al futuro pese a incumplir el objetivo. La incertidumbre rodea al Granada para la próxima campaña. Sin la compensación económica de LaLiga por el

descenso y con varios futbolistas que finalizan contrato el 30 de junio, todo apunta a que la plantilla experimentará una profunda renovación con el técnico burgalés al frente. Su

continuidad en el primer equipo consuela a los aficionados, reenganchados a la causa en la recta final a raíz de su fichaje y debido a su capacidad de enderezar al grupo en el momento clave

del campeonato. Su discurso motivador y ambicioso caló hondo entre el granadinismo, que encontró en Pacheta a un nuevo predicador. Un nuevo líder diferente a Fran Escribá. El valenciano se

mostró demasiado complaciente en sus últimos tropiezos, lo que provocó una fractura entre la afición, que pedía una mayor autocrítica. Menos aún convenció Guille Abascal, cuya propuesta

mermó al equipo, completamente perdido sobre el campo bajo su dirección en el banquillo en las seis jornadas iniciales. El sevillano acrecentó el hartazgo en la grada, que comenzó a mirar al

palco para pedir dimisiones en pleno septiembre. El recuerdo del nefasto descenso de la temporada anterior sobrevolaba Los Cármenes, un viejo fantasma que no se pudo enterrar durante el

verano. El ambiente se tornó tóxico, con críticas permanentes a jugadores, cuerpo técnico y directiva que se arrastraron hasta las jornadas decisivas. Sí que disminuyó su intensidad en las

últimas semanas en pos de lo que venía por delante. Con posibilidades de alcanzar la promoción de ascenso, la hinchada decidió remar junta hasta el final. Ni siquiera la derrota frente al

Racing desató la ira del público nazarí como en otras ocasiones. RECONCILIACIÓN Aun con algún grito aislado contra la propiedad, la mayoría de desplazados coreó el nombre de Pacheta y

aplaudió a los futbolistas desde sus asientos en El Sardinero a modo de reconciliación con el equipo, satisfechos de su eterna lucha pese a las complicaciones que lastraron la última bala

por meterse en la promoción. Atrás quedaron, ya sin nada en juego, los anteriores reproches para centrar la atención en las próximas semanas. Principalmente, con la mente puesta en la

confección de una nueva plantilla. Está por ver su respuesta ante una nueva campaña de abonos, el primer paso del nuevo proyecto que no debería demorarse en demasía más allá de los primeros

días del verano. Con plazos y precios por concretar, la referencia se fija en la cifra actual de 17.100 socios. Constituye el récord histórico de abonados de la entidad en todas las

categorías. A falta de anuncios de salidas y fichajes, el técnico se erige como el principal líder al que seguir rumbo a Primera.