El 'trigote' termina en el área | ideal

El 'trigote' termina en el área | ideal


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Manu Trigueros quería volver a jugar como titular y demostró merecerlo en Cartagonova pese a que escaparan a su control la mayoría de las cosas ... que allí pasaron. Su vuelta a la


alineación reconstituyó el 'trigote' con el que tan cómodo parece sentirse el Granada, pero un rival recién descendido matemáticamente ya a Primera RFEF le puso en más apuros de la


cuenta al principio y al final. Ni tan siquiera un inverosímil gol de cabeza del centrocampista de 33 años, con más responsabilidades por cargar el área que por dominar el juego en sí,


bastó para abrochar una victoria menos sencilla de lo que cabía imaginarse. La baja a última hora de Stoichkov aclaró la continuidad del trivote, y ya solo quedaba por resolver si Trigueros


irrumpía de inicio después de su efecto como revulsivo en Albacete. El veterano centrocampista recuperó el puesto de partida después de dos suplencias y trató de canalizar los ataques de su


equipo desde el vértice izquierdo de la medular, pero fue el primero que asistió absorto a la empanada entre los suyos. Un balón dividido que Rubén Sánchez perdió con Nacho por banda


derecha, y que solo Diego Mariño impidió que acabara en gol con la garganta, le llevó a echarle una bronca monumental al lateral derecho. Trigueros pidió a sus compañeros que echaran el


balón al césped y pensaran con él en los pies, tal y como hizo él durante tantas temporadas en el Villarreal, pero ni tienen tan buen pie como sus antiguos camaradas ni el césped del


Cartagonova lo facilitaba. El duelo deparó un ida y vuelta inusitado que le pasaba por encima, sin pausa apenas, mientras Martin Hongla sacaba el músculo africano por la parcela contraria


del centro del campo. Encima marcó el Cartagena y, para colmo, a él le sacaron tarjeta amarilla por una entrada a destiempo durante una presión sobre el área rival. El Granada elevó su


presión y la proximidad de Trigueros y Hongla con Lucas Boyé imprimió algo más de peligro a las ofensivas rojiblancas aun con pocas ideas en el juego. El veterano asistió como un espectador


más tanto al penalti que paró Mariño como a los goles de Miguel Rubio y Boyé, como si su criterio futbolístico le impidiera entender nada de lo que allí estaba pasando. Sí pareció algo más


enchufado tras el descanso, cuando ofreció a Hongla que aumentara la ventaja durante una salida desbocada de los rojiblancos quizás por la lluvia que acompañó al riego del intermedio. A


Trigueros le sonaba mucho mejor la segunda parte e iba a ser él incluso quien marcara el tercer gol del Granada. También ese tanto tuvo tintes irreales, al rematar de una forma tan atípica


para él como con la cabeza un centro al área de Carlos Neva. Lo dedicó a su hijo Gonzalo, nacido hace cinco semanas. Aún pudo contribuir a la sentencia en otra llegada al área que cedió a


Tsitaishvili, pero Escribá ya tenía pensado sentarle por Villar cuando el Cartagena recortó distancias y no cambió su decisión. El partido sugería más minutos para Sergio Rodelas de los que


venía teniendo últimamente y los tuvo, pero lo que parecía un regalo iba a terminar convirtiéndose en un marrón porque acaba de marcar su segundo gol el Cartagena. El Granada jugó con doble


lateral, al entrar Ricard por Tsitaishvili en la derecha, y a esto siguió la lesión de Boyé en el hombro. Escribá decidió terminar con Borja Bastón y Shon Weissman arriba, y los dos


dispondrían de ocasiones surrealistas para la sentencia que no culminaron. Nadie tuvo que acordarse de ellas para fortuna del Granada, que vuelve al 'play off'.