
La angustiosa incertidumbre de la familia de uno de los empresarios fallecidos en la dana | las provincias
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Burdeos fue el fundador del grupo empresarial SPB, uno de los proveedores de Mercadona. El cuarteto fue a comer aquel fatídico día a un conocido restaurante de Chiva. La familia de Burdeos
ha declarado recientemente en el juzgado donde ha relatado las angustiosas horas en las que la incertidumbre se apoderó de media Valencia. El testimonio más detallado es el de una de sus
hijas. La joven no fue a trabajar ese día a Buñol. «Estaba lloviendo mucho y estaba todo negro». A las 10:30 h cerraron el acceso a la Hoya de Buñol y la empleada se conectó telemáticamente.
A las 12.30 horas habló con su padre que estaba en la planta de Cheste en una visita con el resto de empresarios. «Aquí no llueve», le comunicó. Cerca de las 18 horas, cuando estaba en casa
con su bebé, la joven volvió a llamar al móvil de Burdeos. «Salía apagado». Repitió la acción unos minutos más tarde y con el idéntico resultado. Fue entonces cuando decidió contactar con
su madre. En ese momento, recibe otra comunicación. Era la hija de Antonio Noblejas quien también preguntaba por el paradero de su padre. «Volví a hablar con mi madre y pensaban que estaban
atascados». Un bombero amigo de la familia les trasladó que había mucha gente incomunicada en la A-3. Algo de esperanza en ese mar de dudas. Pasada ya la medianoche recibe una llamada de la
hija de José Luis Marín. «Tenemos que ir a denunciar la desaparición». En ese momento, las noticias no aportaban nada de optimismo. Al parecer, Marín había llamado a su hijo y esposa: «El
agua se está llevando el coche. No creo que salgamos de esta». No obstante, siempre se trata de mantener la esperanza y más en un escenario como ese en el que el amigo bombero les insistía
con la incomunicación en una de las entradas a Valencia. Finalmente se acercaron a Moncada a presentar la denuncia y dar una muestra de ADN. Otro de los hijos de Burdeos vive en el
extranjero. Durante el día de la dana no habló con su padre. Al día siguiente le informaron de que no localizaban a su progenitor. Ese mismo día cogió un vuelo a Valencia. La mujer del
empresario vivió desde más cerca las angustiosas horas del 29 de octubre. Burdeos, con 600 trabajadores en sus empresas, seguía al pie del cañón pese a tener ya 74 años. Era habitual que
fuera a comer a ese restaurante porque era amigo del dueño. «Allí estaban incomunicados y no sabían nada de lo que estaba pasando». A la esposa de Burdeos, el famoso mensaje de Es Alert que
se envió a las 20.11 horas, a ella le llegó a las 22 horas, según explicó a la jueza. Recordó como esta tarde, la hija de otro de los desaparecidos llamó a su hija para hacer un grupo de
hijos de desaparecidos pero se lo desaconsejó. «Poco a poco fui perdiendo la esperanza», admitió en el juzgado. Al cabo de 11 días, les llamaron del juzgado de Quart de Poblet para
comunicarles el hallazgo del cadáver. Prefirieron no verlo.