La antártida esconde bajo sus hielos reliquias de antiguos continentes
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Datos obtenidos por el satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) GOCE han permitido desvelar un tesoro oculto bajo el HIELO de la ANTÁRTIDA. Un equipo investigadores europeos han
analizado las mediciones realizadas por este instrumento y han visto que la Antártida Oriental (una de las dos grandes regiones en que se divide este continente) es un rompecabezas formado
por RESTOS de al menos tres CONTINENTES desaparecidos hace millones de años. [embedded content] En un estudio publicado en Scientific Reports, los científicos desgranan que bajo la gruesa
capa de 2 km de espesor de la Antártida están los restos geológicos de las llamadas PROVINCIAS CRATÓNICAS, un térmico que hace referencia a los cratones (procedente del griego Kraton, que
significa fuerza), núcleos rocosos estables de continentes que sobrevivieron cientos de millones de años de acción destructora por parte de las placas tectónicas terrestres. Los
investigadores apuntan a que los cratones del submundo antártico se pudieron haber unido hace 1000 millones de años, cuando se formó el supercontinente Rodinia: o bien quizás solo 500
millones de años atrás, cuando otro supercontinente, Gondwana, se unió. En cualquier caso, aseguran que lo que han descubierto bajo los hielos de la Antártida son restos que quedaron tras la
disolución de Gondwana, hace unos 160 millones de años. Asimismo, han visto que uno de los cratones presenta similaridades geológicas con el lecho rocoso de Australia: otro se parece al de
la India; y un tercero es una amalgama de piezas de antiguos lechos marinos. > LO QUE HAN DESCUBIERTO BAJO LOS HIELOS DE LA ANTÁRTIDA SON RESTOS > QUE QUEDARON TRAS LA DISOLUCIÓN DE
GONDWANA, HACE UNOS 160 MILLONES > DE AÑOS.” Apodado el ‘ferrari del espacio’, el satélite GOCE (por sus siglas en inglés, Campo Gravitatorio y Explorador de la Circulación Oceánica)
orbitó la Tierra durante cuatro años, desde marzo de 2009 a noviembre de 2013, con el objetivo de medir de forma precisa la fuerza de la gravedad de la Tierra. El instrumento era capaz e
medir los campos gravitacionales que se entrelazaban a través del manto y la corteza terrestre. Para ello, volaba a solo 255 km de altitud, más de 500 km más cerca del planeta que cualquier
otro satélite de observación terrestre. Es más, con el objetivo de maximizar su sensibilidad a la gravedad, durante el último año de misión incluso orbitó más bajo, a 225 km. Con los datos y
mediciones captadas, los investigadores lograron crear una especie de mapa en tres dimensiones del submundo tectónico de la Antártida. Fue así como descubrieron que ocultaba las ruinas de
la espectacular destrucción de un antiguo supercontinente. “Los datos de la gravedad del satélite se pueden combinar con datos sismológicos para producir imágenes mas consistentes del manto
y corteza superior en 3D, lo que es crucial para entender cómo las dinámicas de las placas tectónicas y del manto profundo interactúan”, asegura en un comunicado el autor principal del
estudio, Jörg Ebbing, de la Universidad alemana de Kiel. Conocer la composición exacta de la Antártida es importante en el contexto actual de cambio climático para entender de qué forma la
geología del continente blanco puede influenciar el comportamiento del hielo a medida que la temperatura del planeta aumenta.