
Cuando el duelo se prolonga y le quita sentido a la vida, es hora de buscar ayuda
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QUÉ ES —Y QUÉ NO ES— EL TRASTORNO DE DUELO PROLONGADO Durante años, los profesionales de salud mental se sorprendieron al ver que las terapias estándar para las personas deprimidas no daban
resultado en los casos de duelo prolongado, dice la Dra. M. Katherine Shear, directora fundadora del centro en Columbia. Actualmente, está claro que el trastorno de duelo prolongado difiere
no solo del duelo típico, sino también de la depresión y de otros problemas de salud mental, señala. De acuerdo con la definición del DSM-5, el trastorno de duelo prolongado puede
diagnosticarse un año después de una pérdida. Otra fuente con autoridad, la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), establece la marca en seis meses. Pero no se trata solamente de
la duración del duelo, dice Neimeyer: “La pregunta es: ¿es un duelo incapacitante?”. Las personas con trastorno de duelo prolongado añoran a su ser querido con una urgencia que dura mucho
más que en la mayoría de las personas. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > Muchas de ellas también tienen
dificultad para reconocer que la muerte sucedió realmente y evitan los recordatorios del hecho. Pueden sentir que su vida no tiene sentido, tener dificultad para relacionarse con otras
personas y sentir insensibilidad emocional, tristeza intensa e ira. Y, de acuerdo con la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), esos síntomas no se presentan tan solo ocasionalmente,
sino que ocurren la mayoría de los días. Es algo que “los sacude intensamente en lo más profundo”, dice Holly Prigerson, profesora de Sociología en Medicina en la Facultad de Medicina Weill
Cornell en Nueva York. “Realmente no comprenden cómo pueden tener un futuro feliz sin la presencia de esa persona”. Bridget Clawson, de 68 años, residente de Edmonds, Washington, dice que
ella se sentía de esa manera mucho después de la muerte de su esposo Ted, ocurrida en el 2009. “Pensaba que era imposible que él estuviera muerto y ya no estuviera aquí”, dice. “Yo creo en
la ciencia… pero realmente sentí que a lo mejor él se presentaría en el cuerpo de otra persona”. Clawson, autora de _The Widow Lessons: One Widow’s Journey Through Complicated Grief_,
recibió el diagnóstico de TDP dos años después de la muerte de Ted. Cuando se unió a un grupo de apoyo para personas en duelo, pensó que podría hallarse fuera de lugar entre personas que
acababan de sufrir una pérdida, pero pronto se dio cuenta de que calzaba perfectamente. Con el tiempo, dice, pudo aceptar que su esposo estaba muerto y mantener vivo su recuerdo en formas
sanas, como, por ejemplo, hablándoles de él a sus siete nietos.